De haber nacido en la España del siglo
diecisiete, Bruce Wayne se habría convertido en el Quijote de la Mancha.
Heroico, alucinado y sacrificado. Una caricatura de los libros de caballería de
la época. El Amadís de Gaula con un viento frío en la cabeza. En España, a
Bruce Wayne le llaman Bruno Díaz. A Robín, Ricardo Tapias.
Geo Von Lenguerke no era pirata pero al
igual que Erick el Rojo, huyó de su país perseguido por la justicia. Llegó a
Colombia por el Magdalena y en menos de un año se haría millonario. Fue famoso
por abrir caminos donde antes había monte y atraso y por el centenar de hijos
naturales que sembró en las bravas tierras de Santander.
Bob Kane creó a Batman así como Cervantes
al Quijote de la Mancha. William Blake se creó a sí mismo y habló hace
doscientos años de las puertas de la percepción. Algunos dicen que estaba loco
porque hablaba con los muertos.
Mi abuelo hablaba con los muertos. Solía
decir que hay un mundo tras las cosas aparentes. No cantó alabanzas en su lecho
de muerte como hizo Blake pero relató historias verdes antes de caer en estado
de coma. Fue un gran explorador del alma de los hombres en vida y del Amazonas
en su primera juventud.
Cuando era niño soñaba que era el pirata
Francis Drake o el Vikingo Erik el Rojo. Mundos distantes y mujeres hermosas en
alguna tierra exótica al otro extremo del mundo.
Mi padre ha dejado hijos a manera de
franquicia, un poco a la Lenguerke. Un hijo aquí, una hija por allá. Papá es un
estudioso del mundo del escapismo. Lleva huyendo 67 años y no creo que vaya a
parar.
Mi abuelo fue un explorador de almas y de
las selvas del Amazonas cuando tenía treinta años. Era médico pero creía en
fantasmas como William Blake. Mi padre es más pirata que explorador. Yo soy un poco
de los dos. Quisiera parecerme a mi abuelo pero ese tipo de almas vienen al
mundo una vez cada cien años.
Piratas, Lenguerke, William Blake, Batman,
el Quijote de la mancha, papá y mi abuelo. Este escrito es acerca de nada y de
todo. Quería hablar de mi abuelo y hace poco vi una película de piratas. A papá
lo tengo en cuenta siempre porque su sola vida es un libro de Dostoievski. Él
es como Raskolnikov pero sin el peso de su conciencia.
“En un país de la mancha cuyo nombre no recuerdo…”.
No sé mucho del Quijote pero lo sé todo de Batman. Pienso escribir su
biografía. Estoy desvariando. Hoy no tengo mucho para decir. Me despido ahora.
Debo ir a trabajar.
Hasta ahora para mí el mejor artículo de
Julián Silva:
Vivo en una casa de dos pisos con tres
chicas tailandesas y una pareja francesa. A las chicas las llamo por el nombre
que les puse de mi propia autoría. Una es Ping Pong, la otra es Ho Chi Minh y a
la última le digo Mao. Ping Pong y Ho Chi Minh no entienden una palabra de lo
que les digo. Mao habla cuatro lenguas incluyendo el inglés. Ping Pong es bella
y sonríe siempre. De vez en cuando le cuento historias y ella se ríe y yo me
río y juntos reímos y poco a poco la idea de bañarme con ella cobra más fuerza.
La gente de Tailandia, al igual que la
gente de la costa Colombiana, desayuna, almuerza y come con aceite. Un desayuno
tailandés contiene tres elementos básicos: manteca, picante y carne. Nunca he
probado el fuego pero estoy seguro que sabe a Yang de Kai. Yo les digo: “Méjico
ignora que el infierno abrió un nuevo restaurante”. Nadie me entiende pero
todos nos reímos. La pareja europea también ríe pero se alimenta mejor que
nosotros y no les importa nuestra suerte. La francesa tiene una sonrisa
hermosa. Quisiera que fuera mía pero esos labios pertenecen a otro. Soy un
hombre superficial y envidio lo que no tengo.
La habitación de las chicas tailandesas
tiene tres camas y una mesa de café. Ellas entran con sus novios en las noches
y apagan la luz después de las diez. Tres parejas se proyectan detrás del
ombligo de la otra cada noche sobre mi cabeza en la misma habitación.
Yo vivo en el primer piso y mi chica de
Corea dice Cho gi yo, lo cual significa Disculpe. Llegó a este país hace dos
meses y no habla una palabra de inglés. Dice Cho gi yo porque es todo lo que
puedo entender en su idioma. Es hermosa pero tiene un carácter bastante
parecido al de las mujeres santandereanas en mi país.
En este país, que es la Luna, olvidé lo
que era batallar con una chica. Dejaremos de vernos dentro de poco. Mi chica de
Corea lo sabe e incluso Mao lo sabe. Mao dice que el mundo es grande y debo
encontrar otro amor. “Cásate conmigo”, le digo en broma aunque no bromeo del
todo. Mao asegura que nuestro amor es imposible porque si llegáramos a casarnos
el mundo llegaría a su fin. Mao está loca y dejo que diga lo que quiera. Le
tengo un poco de miedo pero me gusta su sonrisa.
Hoy es domingo y el sol brilla. El viento
huele a primavera. La gente sonríe en las calles y los árboles florecen.
Alguien dice Cho gi yo en mi cama y yo lo pienso dos veces antes de entrar en
la regadera. Afuera hace un día hermoso pero el cabello de mi chica huele a
fresas y es negro como la noche. El mundo puede esperar un día más. Después de
todo es domingo y ella tiene una bella sonrisa. Cho gi yo, me dice, y yo le
respondo Sí, en español, que es más de lo que debemos decirnos para lo que
haremos a continuación.
El día de elecciones pasó y nos fuimos a
segunda vuelta. Trece contenedores se enfrentaron en cruenta batalla pero sólo
dos se disputarán el honor de llevar cuesta abajo al país. No diré mayor cosa
al respecto porque ya lo hice quince días atrás. Únicamente mencionaré el hecho
de que uno de ellos tiene el carisma de una silla y el otro se parece al ex
presidente norteamericano Richard Nixon.
Henry Kissinger trabajó en el mandato de
Nixon y medió la paz con Vietnam. Pregunta: ¿en qué se parecen Richard Nixon,
Juan Manuel Santos, Óscar Zuluaga y Henry Kissinger? Respuesta: todos juntos
tienen el carisma de un juego de mesa. A pesar de lo anterior, es conocido el
éxito de Kissinger con las mujeres. Se dice que Mao Tse Tung le preguntó en
cierta ocasión a qué se debía semejante suerte siendo él mismo inusualmente
feo. Kissinger le respondió: “Las mujeres aman a los hombres poderosos”.
Tengo un amigo sin poder, dinero o
influencia de cualquier tipo a quien el tema de las mujeres se le da con
facilidad. Le gusta enviarme fotos de cada una de sus conquistas y yo no sé qué
hacer con todo ello. Usualmente respondo: “¡qué bien!”, y guardo silencio hasta
la siguiente fotografía.
Antes de Juan Manuel Santos vino Álvaro
Uribe y antes de Uribe vino Uribe. Antes de Uribe había oscuridad y después de
Uribe hubo niebla. Antes de Pastrana había inundación y antes de la inundación
estaba Samper. Si viajamos en el tiempo, encontraremos todo tipo de catástrofes
naturales para cada día de la semana exceptuando el domingo, porque ese día fue
cuando Dios descansó.
Manuelita Sáenz fue la amante de Simón
Bolívar pero se dice que no fue la única amante de Simón Bolívar. Rico, apuesto
e inteligente, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar contaba con
el favor de las mujeres. No puedo imaginar el radio de sensualidad que
despertaría al liberar buena parte de Sudamérica. Probablemente le gustaba
engreír sus conquistas frente a sus compañeros de batalla y por eso ganó tantos
enemigos. A lo mejor guardaba relicarios con la imagen de sus chicas y los
enseñaba a cualquiera que le prestara atención. “¡Qué bien!”, le respondería
Francisco de Paula Santander, y Bolívar sentiría cómo su ego le inflaba la
cabeza hasta flotar fuera de Bogotá para luego aterrizar en Santa Marta donde
le pasó lo que le pasó.
Henry Kissinger se enfrentó
ideológicamente con Ho Chi Minh a quien los Norteamericanos llamaban Charlie.
Charlie es el nombre del novio de una chica con quien salí hace mucho y a la
que le propuse matrimonio en una playa desierta del Ecuador. Su respuesta fue
afirmativa pero estábamos borrachos y olvidamos el asunto al siguiente día.
Ella no sabía quién era Henry Kissinger y mucho menos Ho Chi Minh, pero su
novio se llama Charlie y se parece a Henry Kissinger.
De llamarme Henry Kissinger, aquella chica
se habría casado conmigo. Charlie es Diputado a la Cámara de Representantes y
gana mucho dinero. La chica gerencia un banco y algún día será dueña de uno.
Charlie no es enemigo de Norteamérica y tampoco es Ho Chi Minh pero la chica se
casará con él dentro de poco. Henry Kissinger estaría orgulloso. Lo sé porque
Henry Kissinger y Ho Chi Minh comparten un grado de fealdad inescrutable pero
no son la misma persona.
En un futuro cercano seremos los hombres
quienes nos sintamos atraídos hacia las mujeres poderosas. Yo vengo de las
montañas y me siento amenazado por una mujer con poder. No me avergüenza
admitirlo porque vengo de las montañas y no conozco mucho del mundo excepto por
lo que leo y lo que me niego a ver.
En Colombia las chicas son cada día más
poderosas y pronto llevarán las riendas del país. Me pregunto si traerán
oscuridad, inundación o niebla.
Óscar Zuluaga versus Juan Manuel Santos.
J.F. Kennedy versus Richard Nixon. Sabemos quién se parece a Nixon pero
ignoramos si será o no un rufián. A Santos lo conocemos porque su tío abuelo
declaró la guerra a Alemania en 1943, su familia es dueña de un periódico, fue
Ministro de Defensa, y es el actual presidente de Colombia. Tiene una esposa
hermosa y creo que es su mejor atributo. Tal vez debería darle a ella las
riendas del país y dejar que lo lleve a donde los vientos nos sean más
favorables.
Peor que esto no se puede poner. Semejante
fracaso colectivo es comparable únicamente con la república de Venezuela y tal
vez con la de Angola, pero ese es otro tema y no conozco mayor cosa al
respecto. Si debo ser sincero, no sé mucho acerca de nada, excepto que votaría
por la esposa de Juan Manuel Santos, y lo haría en cualquier momento de la
semana menos el domingo, porque ese día Dios Descansó.