Un nuevo artículo de Julián Silva:
El día de elecciones pasó y nos fuimos a
segunda vuelta. Trece contenedores se enfrentaron en cruenta batalla pero sólo
dos se disputarán el honor de llevar cuesta abajo al país. No diré mayor cosa
al respecto porque ya lo hice quince días atrás. Únicamente mencionaré el hecho
de que uno de ellos tiene el carisma de una silla y el otro se parece al ex
presidente norteamericano Richard Nixon.
Henry Kissinger trabajó en el mandato de
Nixon y medió la paz con Vietnam. Pregunta: ¿en qué se parecen Richard Nixon,
Juan Manuel Santos, Óscar Zuluaga y Henry Kissinger? Respuesta: todos juntos
tienen el carisma de un juego de mesa. A pesar de lo anterior, es conocido el
éxito de Kissinger con las mujeres. Se dice que Mao Tse Tung le preguntó en
cierta ocasión a qué se debía semejante suerte siendo él mismo inusualmente
feo. Kissinger le respondió: “Las mujeres aman a los hombres poderosos”.
Tengo un amigo sin poder, dinero o
influencia de cualquier tipo a quien el tema de las mujeres se le da con
facilidad. Le gusta enviarme fotos de cada una de sus conquistas y yo no sé qué
hacer con todo ello. Usualmente respondo: “¡qué bien!”, y guardo silencio hasta
la siguiente fotografía.
Antes de Juan Manuel Santos vino Álvaro
Uribe y antes de Uribe vino Uribe. Antes de Uribe había oscuridad y después de
Uribe hubo niebla. Antes de Pastrana había inundación y antes de la inundación
estaba Samper. Si viajamos en el tiempo, encontraremos todo tipo de catástrofes
naturales para cada día de la semana exceptuando el domingo, porque ese día fue
cuando Dios descansó.
Manuelita Sáenz fue la amante de Simón
Bolívar pero se dice que no fue la única amante de Simón Bolívar. Rico, apuesto
e inteligente, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar contaba con
el favor de las mujeres. No puedo imaginar el radio de sensualidad que
despertaría al liberar buena parte de Sudamérica. Probablemente le gustaba
engreír sus conquistas frente a sus compañeros de batalla y por eso ganó tantos
enemigos. A lo mejor guardaba relicarios con la imagen de sus chicas y los
enseñaba a cualquiera que le prestara atención. “¡Qué bien!”, le respondería
Francisco de Paula Santander, y Bolívar sentiría cómo su ego le inflaba la
cabeza hasta flotar fuera de Bogotá para luego aterrizar en Santa Marta donde
le pasó lo que le pasó.
Henry Kissinger se enfrentó
ideológicamente con Ho Chi Minh a quien los Norteamericanos llamaban Charlie.
Charlie es el nombre del novio de una chica con quien salí hace mucho y a la
que le propuse matrimonio en una playa desierta del Ecuador. Su respuesta fue
afirmativa pero estábamos borrachos y olvidamos el asunto al siguiente día.
Ella no sabía quién era Henry Kissinger y mucho menos Ho Chi Minh, pero su
novio se llama Charlie y se parece a Henry Kissinger.
De llamarme Henry Kissinger, aquella chica
se habría casado conmigo. Charlie es Diputado a la Cámara de Representantes y
gana mucho dinero. La chica gerencia un banco y algún día será dueña de uno.
Charlie no es enemigo de Norteamérica y tampoco es Ho Chi Minh pero la chica se
casará con él dentro de poco. Henry Kissinger estaría orgulloso. Lo sé porque
Henry Kissinger y Ho Chi Minh comparten un grado de fealdad inescrutable pero
no son la misma persona.
En un futuro cercano seremos los hombres
quienes nos sintamos atraídos hacia las mujeres poderosas. Yo vengo de las
montañas y me siento amenazado por una mujer con poder. No me avergüenza
admitirlo porque vengo de las montañas y no conozco mucho del mundo excepto por
lo que leo y lo que me niego a ver.
En Colombia las chicas son cada día más
poderosas y pronto llevarán las riendas del país. Me pregunto si traerán
oscuridad, inundación o niebla.
Óscar Zuluaga versus Juan Manuel Santos.
J.F. Kennedy versus Richard Nixon. Sabemos quién se parece a Nixon pero
ignoramos si será o no un rufián. A Santos lo conocemos porque su tío abuelo
declaró la guerra a Alemania en 1943, su familia es dueña de un periódico, fue
Ministro de Defensa, y es el actual presidente de Colombia. Tiene una esposa
hermosa y creo que es su mejor atributo. Tal vez debería darle a ella las
riendas del país y dejar que lo lleve a donde los vientos nos sean más
favorables.
Peor que esto no se puede poner. Semejante
fracaso colectivo es comparable únicamente con la república de Venezuela y tal
vez con la de Angola, pero ese es otro tema y no conozco mayor cosa al
respecto. Si debo ser sincero, no sé mucho acerca de nada, excepto que votaría
por la esposa de Juan Manuel Santos, y lo haría en cualquier momento de la
semana menos el domingo, porque ese día Dios Descansó.
Fuente: Editorial Zenú
