jueves, 5 de junio de 2014

Un juego de mesa, Kissinger, Zuluaga y Juan Manuel‏ Santos

Un nuevo artículo de Julián Silva:


El día de elecciones pasó y nos fuimos a segunda vuelta. Trece contenedores se enfrentaron en cruenta batalla pero sólo dos se disputarán el honor de llevar cuesta abajo al país. No diré mayor cosa al respecto porque ya lo hice quince días atrás. Únicamente mencionaré el hecho de que uno de ellos tiene el carisma de una silla y el otro se parece al ex presidente norteamericano Richard Nixon.

Henry Kissinger trabajó en el mandato de Nixon y medió la paz con Vietnam. Pregunta: ¿en qué se parecen Richard Nixon, Juan Manuel Santos, Óscar Zuluaga y Henry Kissinger? Respuesta: todos juntos tienen el carisma de un juego de mesa. A pesar de lo anterior, es conocido el éxito de Kissinger con las mujeres. Se dice que Mao Tse Tung le preguntó en cierta ocasión a qué se debía semejante suerte siendo él mismo inusualmente feo. Kissinger le respondió: “Las mujeres aman a los hombres poderosos”.

Tengo un amigo sin poder, dinero o influencia de cualquier tipo a quien el tema de las mujeres se le da con facilidad. Le gusta enviarme fotos de cada una de sus conquistas y yo no sé qué hacer con todo ello. Usualmente respondo: “¡qué bien!”, y guardo silencio hasta la siguiente fotografía.

Antes de Juan Manuel Santos vino Álvaro Uribe y antes de Uribe vino Uribe. Antes de Uribe había oscuridad y después de Uribe hubo niebla. Antes de Pastrana había inundación y antes de la inundación estaba Samper. Si viajamos en el tiempo, encontraremos todo tipo de catástrofes naturales para cada día de la semana exceptuando el domingo, porque ese día fue cuando Dios descansó.

Manuelita Sáenz fue la amante de Simón Bolívar pero se dice que no fue la única amante de Simón Bolívar. Rico, apuesto e inteligente, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar contaba con el favor de las mujeres. No puedo imaginar el radio de sensualidad que despertaría al liberar buena parte de Sudamérica. Probablemente le gustaba engreír sus conquistas frente a sus compañeros de batalla y por eso ganó tantos enemigos. A lo mejor guardaba relicarios con la imagen de sus chicas y los enseñaba a cualquiera que le prestara atención. “¡Qué bien!”, le respondería Francisco de Paula Santander, y Bolívar sentiría cómo su ego le inflaba la cabeza hasta flotar fuera de Bogotá para luego aterrizar en Santa Marta donde le pasó lo que le pasó.

Henry Kissinger se enfrentó ideológicamente con Ho Chi Minh a quien los Norteamericanos llamaban Charlie. Charlie es el nombre del novio de una chica con quien salí hace mucho y a la que le propuse matrimonio en una playa desierta del Ecuador. Su respuesta fue afirmativa pero estábamos borrachos y olvidamos el asunto al siguiente día. Ella no sabía quién era Henry Kissinger y mucho menos Ho Chi Minh, pero su novio se llama Charlie y se parece a Henry Kissinger.

De llamarme Henry Kissinger, aquella chica se habría casado conmigo. Charlie es Diputado a la Cámara de Representantes y gana mucho dinero. La chica gerencia un banco y algún día será dueña de uno. Charlie no es enemigo de Norteamérica y tampoco es Ho Chi Minh pero la chica se casará con él dentro de poco. Henry Kissinger estaría orgulloso. Lo sé porque Henry Kissinger y Ho Chi Minh comparten un grado de fealdad inescrutable pero no son la misma persona.

En un futuro cercano seremos los hombres quienes nos sintamos atraídos hacia las mujeres poderosas. Yo vengo de las montañas y me siento amenazado por una mujer con poder. No me avergüenza admitirlo porque vengo de las montañas y no conozco mucho del mundo excepto por lo que leo y lo que me niego a ver.
En Colombia las chicas son cada día más poderosas y pronto llevarán las riendas del país. Me pregunto si traerán oscuridad, inundación o niebla.

Óscar Zuluaga versus Juan Manuel Santos. J.F. Kennedy versus Richard Nixon. Sabemos quién se parece a Nixon pero ignoramos si será o no un rufián. A Santos lo conocemos porque su tío abuelo declaró la guerra a Alemania en 1943, su familia es dueña de un periódico, fue Ministro de Defensa, y es el actual presidente de Colombia. Tiene una esposa hermosa y creo que es su mejor atributo. Tal vez debería darle a ella las riendas del país y dejar que lo lleve a donde los vientos nos sean más favorables.

Peor que esto no se puede poner. Semejante fracaso colectivo es comparable únicamente con la república de Venezuela y tal vez con la de Angola, pero ese es otro tema y no conozco mayor cosa al respecto. Si debo ser sincero, no sé mucho acerca de nada, excepto que votaría por la esposa de Juan Manuel Santos, y lo haría en cualquier momento de la semana menos el domingo, porque ese día Dios Descansó.