Luego de ver la película me atrevo a afirmar que
se constituye en una pieza casi costumbrista que retrata con detalle el entorno
de la industria cinematográfica de Hollywood y los rasgos característicos del
Sistema de Estrellas imperante durante la primera mitad del Siglo XX.
El personaje de Norma Desmond me permitió construir
una idea clara de la importancia que tuvieron las estrellas durante ese periodo
de cincuenta años que abarcó entre 1910 y 1960, detalles como la gran mansión
con piscina, la decoración, el automóvil antiguo y lujoso, el vestuario, el servilismo
del criado, los modales, los altos salarios, estilo de vida hedonista y
narcisista, retratan la opulencia de estos actores comparable a la de la
realeza. Entendiendo sin embargo que estos interpretes para llegar a la cima
debían tener una estricta formación que abarcaba estudios en disciplinas tan variadas
como arte dramático, dicción y baile; sorteando estrictos procesos de selección
sometidos a estructuras jerarquizadas de productores, directores y propietarios
de los estudios.
Se vislumbra la complejidad de las producciones y
toda la cadena de valor cinematográfica, iniciando con la construcción de la
historia, en la que Gillis y la Señorita Schaeffer ejemplifican la génesis creativa
de la ideas y la preparación guiones mostrando que en el citado periodo clásico
los textos eran pieza fundamental para la ejecución del proyecto fílmico y no
existía el más mínimo espacio para la improvisación.
En la visita a los emblemáticos Estudios
Paramount pude identificar la disciplinada organización técnica, equipos de iluminación,
grabación, platos, luces, electricidad, vestuario y el numeroso talento humano
involucrado en ello y los estrictos procesos desarrollados como si se tratase
de una intervención quirúrgica.
Entre
líneas pude comprender el sustento jurídico evidenciado y el sentamiento de paradigmas
que aun subsisten en la actualidad como son los contratos de mandato de los
representantes, los conflictos de intereses y la intrincada superestructura de
múltiples negocios jurídicos subyacentes y soluciones a problemas de orden
presupuestal dado lo monumental de las producciones.
Es importante resaltar que en el filme se narra
con crudeza la obsesión por la belleza, que incluía desde tratamientos
invasivos para adelgazar hasta cirugías estéticas, buscando satisfacer el
estereotipo propio de ese estadio histórico, se denuncia la desgracia de la
vejez de estos personajes idealizados como eternos quienes no gozaban del
derecho a envejecer por encontrarse encasillados en la categoría de dioses
griegos, mostrando así mismo la miseria humana propia de los espectadores
comunes y corrientes astutamente maquillada.
En el desarrollo se toca tangencialmente lo referente
al fenómeno de los fanáticos y el periodismo amarillista.
Se percibe también la crítica respecto del tratamiento a los actores
en decadencia de la etapa del cine mudo y la coyuntura que significó que muchos
de ellos fueren desechados y pocos pudieron adaptarse al cine sonoro .
Finalmente
puedo anotar que apareció cierto suspenso sicológico ayudado por el papel de
narrador de Gillis utilizando recursos como la analepsis conectando diferentes
momentos presentes y pasados, y que fue magistralmente culminado con su
asesinato y la escena del cadáver flotando en la piscina.
Concluyo
con una opinión muy personal respecto de
la capacidad de autoengaño y la burbuja de mentira en la que las estrellas
vivían constituyéndose prácticamente en un trastorno de la realidad comparable
con una enfermedad mental y que hoy sigue presentándose con los actores
actuales creando una barrera casi física con los espectadores.