Varias conclusiones se desprenden de esta
película:
La sociedad media estadounidense enfrascada en la
gran depresión perfectamente retratada en el matrimonio de Cecilia y Monk, en
esta pareja se vislumbra el papel de la mujer trabajadora, maltratada y el
hombre, víctima de la crisis y el desempleo, que traduce su frustración en
violencia, infidelidad y machismo. En contraste la ostentación de la clase
burguesa característica de la época dorada de Hollywood de los años veinte
viviendo en medio del lujo y la vanidad aunque el país se cayera a pedazos.
La industria del cine estructurada e intrincada
con diferentes elementos donde cabe resaltar la referencia expresa al papel de
los abogados y los sindicatos de actores.
El enfrentamiento de la realidad y la ficción,
donde Cecilia en su miserable vida y en la medida de sus posibilidades gracias
al cine evade sus circunstancias y un día común ve transformado su ya
trastornado entorno con su encuentro con Tom dando paso a un romance infantil y
casi idílico.
En medio de la trama se vislumbran otras
oposiciones como la de los productores y los actores y la de los actores y sus
personajes constituyéndose en una crítica entre líneas a la rigurosidad del
cine de la década del 20.
Finalmente es impresionante como se muestra al
personaje de Tom como un ser sincero y justo en contraposición al de Gil, el
actor que lo caracteriza, un manipulador mentiroso que finge amor por Cecilia
para lograr su propósito egoísta alejándola de Tom para después abandonarla de
nuevo en su patética vida y caer en el círculo trágico de someter su propia
vida a una fantasía.

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