miércoles, 19 de febrero de 2014

Sobre El crepúsculo de los dioses de Billy Wilder muestra del Cine clásico de Hollywood


Luego de ver la película me atrevo a afirmar que se constituye en una pieza casi costumbrista que retrata con detalle el entorno de la industria cinematográfica de Hollywood y los rasgos característicos del Sistema de Estrellas imperante durante la primera mitad del Siglo XX.

El personaje de Norma Desmond me permitió construir una idea clara de la importancia que tuvieron las estrellas durante ese periodo de cincuenta años que abarcó entre 1910 y 1960, detalles como la gran mansión con piscina, la decoración, el automóvil antiguo y lujoso, el vestuario, el servilismo del criado, los modales, los altos salarios, estilo de vida hedonista y narcisista, retratan la opulencia de estos actores comparable a la de la realeza. Entendiendo sin embargo que estos interpretes para llegar a la cima debían tener una estricta formación que abarcaba estudios en disciplinas tan variadas como arte dramático, dicción y baile; sorteando estrictos procesos de selección sometidos a estructuras jerarquizadas de productores, directores y propietarios de los estudios.

Se vislumbra la complejidad de las producciones y toda la cadena de valor cinematográfica, iniciando con la construcción de la historia, en la que Gillis y la Señorita Schaeffer ejemplifican la génesis creativa de la ideas y la preparación guiones mostrando que en el citado periodo clásico los textos eran pieza fundamental para la ejecución del proyecto fílmico y no existía el más mínimo espacio para la improvisación.

En la visita a los emblemáticos Estudios Paramount pude identificar la disciplinada organización técnica, equipos de iluminación, grabación, platos, luces, electricidad, vestuario y el numeroso talento humano involucrado en ello y los estrictos procesos desarrollados como si se tratase de una intervención quirúrgica.

Entre líneas pude comprender el sustento jurídico evidenciado y el sentamiento de paradigmas que aun subsisten en la actualidad como son los contratos de mandato de los representantes, los conflictos de intereses y la intrincada superestructura de múltiples negocios jurídicos subyacentes y soluciones a problemas de orden presupuestal dado lo monumental de las producciones.

Es importante resaltar que en el filme se narra con crudeza la obsesión por la belleza, que incluía desde tratamientos invasivos para adelgazar hasta cirugías estéticas, buscando satisfacer el estereotipo propio de ese estadio histórico, se denuncia la desgracia de la vejez de estos personajes idealizados como eternos quienes no gozaban del derecho a envejecer por encontrarse encasillados en la categoría de dioses griegos, mostrando así mismo la miseria humana propia de los espectadores comunes y corrientes astutamente maquillada.

En el desarrollo se toca tangencialmente lo referente al fenómeno de los fanáticos y el periodismo amarillista.

Se percibe también la crítica respecto del tratamiento a los actores en decadencia de la etapa del cine mudo y la coyuntura que significó que muchos de ellos fueren desechados y pocos pudieron adaptarse al cine sonoro .

Finalmente puedo anotar que apareció cierto suspenso sicológico ayudado por el papel de narrador de Gillis utilizando recursos como la analepsis conectando diferentes momentos presentes y pasados, y que fue magistralmente culminado con su asesinato y la escena del cadáver flotando en la piscina.


Concluyo  con una opinión muy personal respecto de la capacidad de autoengaño y la burbuja de mentira en la que las estrellas vivían constituyéndose prácticamente en un trastorno de la realidad comparable con una enfermedad mental y que hoy sigue presentándose con los actores actuales creando una barrera casi física con los espectadores.

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