Con
Emilio Zola nace el naturalismo literario y la responsabilidad social de los
escritores de involucrarse en la realidad transcendiendo con sus escritos comprometiéndose
con diferentes causas sociales.
En
su novela La bestia humana vemos como en medio del desarrollo tecnológico vivido
en Francia en la última década del siglo XIX la bestia que todos y cada uno de
nosotros llevamos dentro puede salir a flote, invitándonos a reflexionar sobre
el sometimiento del ser humano a una fuerza densa y oscura que nos llevaba a
cometer actos violentos.
Jean
Renoir logró adaptar cinematográficamente la novela de Zola trayéndola al siglo
XX, en un sector industrial, en un momento en el que el fantasma de la Primera
Guerra Mundial parecía haber desaparecido para dar paso a la peor confrontación
bélica que ha conocido la humanidad.
Renoir
muestra a Lantier, maquinista de una locomotora en un pueblito francés, un
hombre caracterizado por su soledad y que circunstancialmente es testigo clave
en un asesinato perpetrado por Roubaud, misógino y violento jefe de estación
del ferrocarril y su esposa , Séverine, mujer caracterizada por su infidelidad,
de la que termina enamorándose.
La
vida casi deshumanizada de Lantier como operario de la locomotora que
constituye su felicidad se ve alterada cuando el amor que siente por Séverine
muta en un iter criminis para dar muerte a Roubaud, Renoir conserva el tinte
naturalista de Zola enfatizando en la visión poética y como espectadores
llegamos a involucrarnos en las circunstancias y angustias de cada uno de ellos.
Los
dramas vividos por los protagonistas evidencian problemas que subsisten hasta
el día de hoy en medio de la modernidad trastornos mentales (Lantier), la
infidelidad (Séverine) y la violencia (Roubaud) y son escondidos en los entornos
virtuales negando la realidad.

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