Jean-Luc
Godar se aparta de la forma clásica y ortodoxa de hacer cine que hasta ese
momento se desarrollaba en Francia en contraposición al realismo poético y con
Banda aparte concreta un filme en el que demuestra libertad de expresión,
creatividad y uso de recursos técnicos que no se habían ejecutado hasta
entonces.
Los
escenarios, el vestuario, las actitudes son una muestra perfecta de lo que
estaba pasando en la clase media europea en la década de 1960 y los jóvenes
estudiantes que serían protagonistas en 1968.
Encontramos
una mezcla de drama y comedia en la relación establecida entre Odile, Arthur y
Franz y la incipiente trama para cometer un robo que termina en tragedia.
Alunas
escenas de la película transcendieron hasta el cine actual como son la
secuencia del baile y la carrera en medio de los pasillos del Museo del Louvre.
Otro
momento memorable corresponde al minuto de silencio guardado por los
protagonistas en un bar donde hay ausencia total de sonido.
Godard muestra la inocencia de Odile que es débil frente a la tentación de los vulgares delincuentes para hurtar en su propia casa, poniendo de por medio el amor al ladronzuelo, entre líneas se vislumbran la intrepidez de la juventud, la amistad, la aventura y realidad de la muerte.

No hay comentarios:
Publicar un comentario