Un
retrato perfecto del sistema educativo inglés de finales de los años sesenta cercano
a la revolución de mayo de 1968, límites, reglas, opresión y la generación y
consumación de una insurrección, una propuesta abiertamente contracultural de
una directora sensible a su entorno y comprometida con la causa social y
estudiantil.
Mick,
Wallace y Johnny son los jóvenes que fuimos, somos y serán y mientras existan
"látigos" habrá revolución. La disciplina basada en el temor y el
castigo permea hasta estos días y no es la solución para mantener una sociedad.
El sueño eterno del luchador queda resumido en la frase de Mick: "un
hombre puede cambiar el mundo con una bala en el lugar correcto".
Las
tomas finales fueron para muchos de nosotros la consumación del anhelo
revolucionario marcado por el ritmo de las armas de fuego de ese pequeño
escuadrón entregando su vida para acabar con la opresión.
Ya
en la mediana parte de la segunda década del siglo XXI la idea de una
revolución generada por parte de la juventud parece entenebrecida, hoy se
percibe cierta apatía frente a la realidad y gran parte de los jóvenes permanecen
ajenos e ensimismados en lo virtual sin adquirir posiciones y compromisos.
En
estos momentos nuestras armas son diferentes y con ellas podemos ser la voz
actual de nuestra generación y apalancar a las más jóvenes, tenemos los
recursos, las historias y los canales para mostrarnos con filmaciones como IF.
Allan
Parker ya demostró con la producción impecable de The Wall, basado en la obra homónima
de Pink Floyd que existen los elementos necesarios que al ser combinados dan
como resultado una obra maestra, en Latinoamérica tenemos historia y música suficiente
para construir una semejante, deberíamos estar hartos de las producciones
basadas en el narcotráfico y usar nuestra creatividad para combatir la
mediocridad.

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